Diseñado para celebrar el décimo aniversario del Renault Espace original, el Espace F1 fue mucho más que un ejercicio de estilo. Con la colaboración de Matra y del equipo Williams-Renault —dominador absoluto de la F1 en los años 90—, se desarrolló un monovolumen que escondía en sus entrañas el motor V10 de 3.5 litros y 800 CV del monoplaza campeón del mundo en 1993.
El resultado fue un coche familiar con prestaciones de Fórmula 1: 0 a 200 km/h en apenas 6,9 segundos y una velocidad punta de más de 300 km/h. Con carrocería de fibra de carbono, suspensión adaptada, frenos de carbono-cerámica y un alerón trasero digno de la parrilla de salida de Mónaco, el Espace F1 no estaba pensado para circular por las calles… pero demostró que la imaginación y la ingeniería no tienen límites.
A pesar de que nunca llegó a producción, el Espace F1 se ha convertido en un icono de culto. Su aparición en ferias, vídeos promocionales y revistas especializadas lo consolidó como un símbolo de una época en la que los fabricantes se atrevían con todo.
Treinta años después, el Renault Espace F1 sigue recordándonos que la pasión por la velocidad puede aparecer donde menos te lo esperas… incluso en un monovolumen.